Lo copio entero aunque sea viejo porque no lo es. Porque es tan bonito y tan certero. Y porque yo fui de aquellas niñas.

La generación de la bruja Avería
Santiago Alba Rico, Público, 2007


Me parece coherente que el PSOE y el PP se disputen la bandera española y la defensa de la monarquía y que se entreguen al potlach electoralista de rivalizar sobre quién de los dos debilita más la democracia en favor de la unidad de España. Pero por eso mismo me extraña verme en la tesitura de tener que disputar a un miembro relevante de la ejecutiva del PSOE el patrimonio político y moral del mítico programa de TVE La Bola de Cristal, del que fui guionista entre 1984 y 1988. El disgusto que me ha producido la lectura del artículo de Leire Pajín Iraola (Publico, 30 de octubre), sólo puede compararse al que ella sentiría si, despabilada la memoria, fuese capaz de recordar el legado del que con tanta ligereza se reclama heredera: por debajo de la música de Alaska y Radio Futura, escucharía cosas que le pondrían los ‘baudios’ de punta y le harían ‘rebobinarse’ de terror, por evocar precisamente el lenguaje de los Electroduendes. Aunque tanto la directora del programa (Lolo Rico) como sus otros guionistas (Carlo Frabetti, Carlos Fernández Liria e Isabel Alba) comparten sin duda mi desazón por el malentendido de Leire Pajín, me ceñiré a la voz de la bruja Avería y sus compinches eléctricos, porque es la mía y porque está recogida y puede ser consultada en dos volúmenes de título muy significativo, ¡Viva el mal! ¡Viva el capital! y ¡Viva la CIA! ¡Viva la economía!, a los que la dirigente socialista puede acudir para comprobar que no me inspiraba precisamente en el programa de su partido.

En La Bola de Cristal –recordaré a Leire Pajín– se hacían campañas a favor de la lectura y de la amistad, pero por eso mismo también contra los bancos, cuya potencia destructiva se encarnaba en la famosa Caja de Ahogos y Tensiones: “Antes se nos llamaba usureros y ahora banqueros, pero seguimos quedándonos con su dinero”. La Bola de Cristal invitaba a la solidaridad y a la rebeldía, pero por eso mismo enderezaba su humor brechtiano contra la alienación laboral y la codicia empresarial, representada esta última en un personaje de la serie, Amperio Felón, cuya ‘electrocutante’ biografía ilustraba de manera pedagógica y divertida el proceso de “acumulación originaria” descrito por Marx en El Capital (“la empresa que da plusvalor no es facha ni roja ni tiene color”, cantaba en algún momento un coro de proletarios enajenados). La Bola de Cristal clamaba por un mundo nuevo tras 40 años de franquismo, pero por eso mismo no dejó nunca de satirizar las políticas del PSOE. La jocunda bruja Avería, cruce fantástico de Santiago Carrillo y José María Cuevas, fundió y gripó con su rayo a toda clase de inocentes bajo las figuras más variadas (militar, mafiosa, funcionaria, reina, incluso Dios), pero fue la mayor parte del tiempo la presidenta de la República Electrovoltaica de Tetrodia, de cuyo Gobierno formaban parte Narciso Radar, ministro de Misiles y Humanismo, e Invatios Barriobaudios, ministro de Expiación y Vergüenza Ajena. Todos recordarán el seudónimo que usaban Radar y Barriobaudios cuando formaban parte de la realidad y del Gobierno de Felipe González.

Puede decirse quizás que La Bola de Cristal era incompatible con la componenda, el equilibrismo, el eufemismo, la corrección política y la ambigüedad, pero por eso mismo nadie podrá decir que era compatible con el PSOE. Puede incluso decirse que era un panfleto y que adoctrinaba en el odio de clases, pero por eso mismo nadie podrá decir que era el camino más rápido y seguro hacia las Juventudes Socialistas. Casi todo en el mitificado y olvidado programa de TV estaba orientado a denunciar a ese PSOE que había recibido y malversado el mayor capital político de izquierdas de la posguerra europea; el PSOE monárquico que seguía acariciando a la Iglesia; el PSOE de la OTAN que mantuvo las bases estadounidenses; el PSOE de la reconversión industrial y la reforma laboral; el PSOE que estableció relaciones con Israel y traicionó al pueblo saharaui; el PSOE de la escuela concertada y la desmovilización juvenil; el PSOE de las privatizaciones y la corrupción; el PSOE que destruyó la televisión pública; el PSOE de la Ley de Extranjería y la rendición sindical; el PSOE que dejó expedito el camino a la derecha más radical, ultramontana y reaccionaria desde la guerra civil. El PSOE, en fin, que promovió y aplaudió la guerra sucia y el terrorismo de Estado. Dos de los guionistas de La Bola de Cristal, recordaré también, nos sumamos en mayo de 1988, junto a otros 102 ciudadanos decentes, a la acción popular contra el GAL que permitió procesar y condenar a José Barrionuevo y Rafael Vera, altísimos funcionarios del Gobierno de Felipe González, el cual –se entenderá– tiene tanto que ver con La Bola de Cristal como la casa Coca-Cola con el precepto evangélico de dar de beber al sediento.

Se dirá que sólo bajo el Gobierno del PSOE fue posible hacer un programa así, pero digo también que sólo bajo el Gobierno del PSOE se suspendió su emisión. No por casualidad fue en 1988, el mismo año de la Ley de Televisión Privada. El hecho de que se haya idealizado un espacio televisivo imaginativo y valiente, pero en cualquier caso bastante chapucero, demuestra básicamente que lo que vino después fue mucho peor. El que debía ser el primer programa de una nueva estirpe se convirtió en su último descendiente y esto también es responsabilidad del PSOE, que obró el milagro de llevarnos aceleradamente a los españoles, sin etapas intermedias, de un Renacimiento malogrado a una Edad Media de colores. Pero hay, sí, una generación de La Bola de Cristal como hay una generación del GAL y una generación de las Azores. Sus miembros están tan lejos del PP como del PSOE y me siento muy orgulloso de reconocer en su voz la de esos mismos Electroduendes que me hablaron a mí tantos años antes: son locos solidarios con Palestina y Venezuela, chiflados activistas antiglobalización, extremistas militantes ecologistas, zarrapastrosos okupas, agresivos pacifistas, infantiles anti-imperialistas, lunáticos marxistas. Sinceramente, no creo que Leire Pajín, gran defensora de la ‘modernidad’ de España, se sintiera cómoda en su compañía.

gracias Javi.

7 comentarios:

    Gracias por compartir este hallazgo. Es genial!

    Un abrazo de esta que te lee...

     

    Hola hermana survivor. De eso trata este pequeño espacio, de compartir. Si es con pares mucho mejor :)

     

    La verdad que nunca me he planteado que mi forma de vida antisocial como mi forma de pensar tuviera una gran influencia de la bola, por edad la Pajín dudo mucho que entendiera el mensaje de la bola, no podría ni militar en su partido ni cobrar ese sueldo que sobrepasa infinitamente el salario mínimo interprofesional, como objetor de conciencia represaliado y amenazado en su día por politicos del PSOE no se si reir o llorar cuando les oigo manipular la historía reciente y hablar de ciertos temas. Me ha gustado mucho que estas cosas se cuenten porque deja claro quienes son los que mueven los hilos.

     

    pero es triste no?

     

    En mi caso fue más traumático: un dilema entre violencia y cinismo, como si se tratara de ese juego maniqueo entre bien y mal, que era difícil resolver. Cómo me hubiera gustado que sea un dibujo y no el latrocinio, el saqueo, el abismo social. Aunque quiero pensar que alguna brizna magnética me llegó desde aquí (España).

    Me gusta tu blog.

     

    Que el marketing queda muy a mano de la política está claro, y cada vez estamos condenados a vivirlo más. Tomar referentes míticos de la infancia de los treintañeros es algo que vemos en los anuncios a todas horas (Anti-Ox, Seat...) y Pajín no iba a ser menos. La verdad es que lo de la Bola no tiene mucho que ver, pero ha conseguido que se hable de su artículo, eso no se le puede negar.

    En cuanto a La Bola, ¿qué decir de ella?! Y cómo no preguntarnos si jamás volverá a haber un programa como ese para las futuras generaciones de chiquillos... Otro gallo nos cantaría desde luego, si siguieran a la Bruja Truca en lugar del High School Musical...

     

    Yo nací en el 82, tengo recuerdos vagos de cuando veía la Bola con mi hermana y mi madre, ya que en el 88 yo tenía 6 años. Pero luego de mayor me he preocupado de ver programas y ser consciente de lo que fue este programa.

    Lo que más me gusta de la respuesta de Santiago Alba es que es necesaria para que La Bola de Cristal no se convierta en una marca. Hace años que se viene banalizando y gente que ni siquiera la vio habla de ella. Los principios de lo que se promulgaba entonces sigue vigente y eso es lo que importa